Siempre he pensado que soy diferente, tal vez rara, o quizás extraña. Nunca pensé como el resto de la gente, cuando ellos reían, yo lloraba. Y cuando ellos lloraban, yo reía. Yo iba justo al revés del mundo. Pero entonces, apareció. Esa persona y su sonrisa, que me hicieron comprender que no era diferente, ni rara, ni si quiera extraña, simplemente era especial.